Una indescriptible sensación de alivio y alegría que en algunos casos se transformó en llantos como si se estuviera ante un caso milagroso, invadió al grupo de personas de diferentes edades que al promediar la tarde de este jueves acudieron al Hospital Zonal y desde una calle lateral observaron a Luisana Celeste Espinosa cuando ella se asomó junto a su mamá Melina, por una ventana de la planta alta.

La niña de 13 años sufrió graves heridas al ser apuñalada por otra de la misma edad durante la Fiesta del Estudiante que se realizó el sábado en la zona céntrica.

Había permanecido varios días internada en la Unidad de Terapia Infantil y se temía por su vida.

Sin embargo, el invalorable esfuerzo de facultativos médicos y del personal de enfermería del nosocomio hicieron posible su recuperación.

El primer parte que diera conocer el lunes la dirección hospitalaria era  preocupante, pero el cuadro clínico fue mejorando al día siguiente y el del miércoles ya infería un gran alivio a indicar que la paciente se encontraba lúcida, que había comenzado a alimentarse y presentaba una muy buena evolución clínicas y neurológica.

Además, este jueves fue trasladada a una sala de clínica general pediátrica y, a decir de su abuela Elsa Zárate, es muy probable que este viernes le otorguen el alta médica.

Luisana, pese a que aún se encontraba convaleciente y protegida con un tapabocas, saludó con sus manos a la gente que la aplaudía desde una calle lateral al edificio hospitalario.

Todos habían llegado caminando varias cuadras desde la plazoleta del Gorosito, portando carteles con su fotografía y frases de pedido de justicia por este hecho que conmocionó a toda la comunidad.

La Prensa