Cuando se conoció la noticia de que Pablo González iba a ocupar la presidencia de YPF, en la provincia de Santa Cruz se creyó que iban a soplar nuevos y mejores tiempos para la industria hidrocarburífera. La realidad demostró todo lo contrario.

Del optimismo inicial por tener un “santacruceño” comandando los destinos de la operadora estatal, se pasó al espanto sin escalas ni avisos. Y como si eso no fuera suficiente, cuenta con el aval del ministro de Trabajo, Teodoro “Lalo” Camino, que utiliza su poder y contactos para direccionar medios de comunicación de la zona norte en la defensa del presidente de YPF y en la instalación discursos falaces de desprestigios sobre referentes sindicales con el fin de avivar la interna gremial y sacar provecho de eso. Toda esta situación está generando un clima explosivo en la provincia que puede terminar en un estallido social y sindical en cualquier momento. La provincia tiene demasiadas historias trágicas de este tipo como para sumar un nuevo capítulo.

Desde que Pablo González -ex vicegobernador de Santa Cruz, ex senador nacional por Santa Cruz, ex diputado nacional por Santa Cruz, ex jefe de Gabinete de ministro de Santa Cruz- se hizo cargo de la empresa, viene tomando decisiones que han ido perjudicando a la industria en Santa Cruz. Sus medidas han ido paralizando la actividad de la operadora en la provincia sin ningún freno.

De las promesas de inversión y aumento de producción no hay nada. La tan mentada reactivación prometida no existe. Ni siquiera se cumplen los acuerdos que el secretario general de Petroleros Privado, Claudio Vidal, firmó con la operadora de bandera en 2020. Hoy, la situación de YPF en la zona norte es dramáticamente precaria y la situación para los trabajadores y las pymes que participan del negocio está cada vez más complicada.

YPF se ha convertido en un agujero negro que devora todo lo que pasa por ella. Es necesario que la sociedad tome conciencia del riesgo que esto conlleva y que las autoridades dejen de permitir los atropellos de Pablo González viene demostrando. Independientemente de la postura ideológica que se tenga, de las banderas políticas que se defiendan, está claro que la intervención de González en YPF es mala para Santa Cruz.

Es importante que se sepa, para que se entienda la gravedad del asunto, que la perforación de YPF en la provincia está paralizada completamente. Hoy no hay equipos de perforación trabajando. De los dos equipos que funcionaban, uno se cayó hace algunos días y el otro fue suspendido por la empresa esta semana. Poco y nada de YPF está funcionando como corresponde en Santa Cruz.

Desde su nuevo cargo, González se encargó de violar todos los acuerdos firmados. Este hecho pone en serio riesgo los puestos de trabajo. Y lo hace en un contexto diferente al que teníamos hace un año cuando se declaró la pandemia. En la actualidad el barril de petróleo está subiendo, tiene valores como no se veía desde hacía mucho tiempo. Además, esto ocurre en un momento donde el mundo comienza a demandar cada día más energía y las ventas se multiplican.

Con Pablo González YPF dejó de optimizarse, desarrollarse y volverse más sustentable. Por ejemplo, los trabajos de remediación ambiental que se habían prometido no comenzaron a realizarse. Esto genera riesgo a la salud de los santacruceños, y es un gran riesgo de seguridad para los trabajadores petroleros.

Antes que asumiera Pablo González, YPF había instalado dos plantas de recuperación terciaria con buenos resultados, y se había presentado un proyecto para la instalación de plantas adicionales, buscando mejorar así el horizonte productivo. Todo eso está parado.

Hay que sumar que Pablo González apoya y hace lobby por la nueva ley de Hidrocarburos, una ley que perjudica a toda la cuenca San Jorge, en especial a la provincia de Santa Cruz.

Desde la institución sindical iniciaron una medida de fuerza en los equipos de torre de la operadora estatal, tras la desafectación de equipos en la zona de Los Perales, que se suman a los que todavía no fueron puestos en marcha tras el anuncio del presidente de YPF de reactivar la actividad en Santa Cruz, algo que nunca se hizo realidad.

“Estamos reclamando mayor inversión, mayor responsabilidad y compromiso. Pero, por el contrario, YPF sigue en estado vegetativo, y además acompaña una nueva Ley de Hidrocarburos que beneficia a unos pocos, y perjudica a todos los santacruceños. Pensamos que la situación iba a cambiar con la nueva conducción, pero lamentablemente estamos peor que cuando era dirigida por funcionarios macristas” manifestó Rafael Guenchenen, secretario adjunto del Sindicato Petrolero.