Perito Moreno
!Manos de viento», de Istvansch (Arte a Babor). La editorial especializada en libros de arte para chicos publicó este álbum
creado íntegramente con papeles recortados. El autor e ilustrador hizo un teatrino con fondos y telones intercambiables que aparecen en cada escena junto con títeres de palito. Con el marco de esas bellísimas ilustraciones, Istvansch cuenta historias de los primeros habitantes de la Patagonia e invita a conocer, a la distancia, la fabulosa Cueva de las manos.
Dedicado a “Tere” Andruetto (“amiga, maga, sabia consejera”), el libro nació como un proyecto del Centro Municipal de Cultura de Perito Moreno (Santa Cruz) y ahora llega a las librerías de todo el país.
Un libro para conocer jugando el arte rupestre de la Cueva de las Manos
Empieza así: “Antes del antes del antes estaba el viento. Y los cañadones de altas paredes de roca, el río, el hielo y la nieve, que cada tanto castigaban como daban vida al calafate y al coirón, al choique y al guanaco. Después del antes (mucho después del antes, mucho antes del ahora) el viento trajo unas gentes. Esas gentes trajeron una idea, y esa idea fue ‘que mi huella sobreviva’.”
Por iniciativa del Centro Municipal de Cultura de Perito Moreno, “Manos de viento. Un viaje a Cueva de las Manos” propone una excursión creativa inspirada en esas expresiones artísticas de nuestros antepasados.
En “Manos de viento. Un viaje a Cueva de las Manos”, el artista multifacético Istvansch plasmó una serie de historias inspiradas
por el arte rupestre que se encuentra en el Sitio Arqueológico Cueva de las Manos, en Perito Moreno, Santa Cruz, Patrimonio
Cultural de la Humanidad declarado por la Unesco.
Nacido en España pero desde muy pequeño radicado en la Argentina, Istvansch Schritter es ilustrador, diseñador y escritor, y
ha publicado más de 80 libros en Argentina, México, Francia, España y Suiza.
Con respecto a cómo surgió la iniciativa, Istvansch contó que “querían algo que pudiera difundirse, en principio dirigido a
los chicos por lo que me invitaron a conocer”.
“Ir fue como un sueño cumplido. Realmente fue una experiencia única e inolvidable. Recorrí las cuevas y fue iluminador”,
recordó el autor, quien ya en la escuela primaria fue consciente de esas pinturas “como la gran representante argentina y americana
del arte rupestre. Nunca había podido viajar, y siempre la había tenido presente.” “Con todo ese revoltijo de ideas. En mi estudio me puse a trabajar y se me ocurrió hacerlo a través del ‘teatrino’ como estrategia original”.
Es que Istvansch no es un ilustrador de libros común. La manera en que combina diferentes elementos del lenguaje escrito y visual,
ha hecho de él un personaje especial y un autor reconocido de libros para niños y jóvenes.
Entonces, “Manos de viento” es un libro con fotos de un teatrino con 30 telones intercambiables, que es el escenario donde los chicos pueden conocer e imaginar las historias protagonizadas por más de cien “títeres de palito”, hechos con figuras que reproducen aquellas que fueron pintadas por nuestros antepasados. “A mí me gustan mucho los libros ‘objeto’, que pueden jugarse. Aunque tengan su formato formal de libro. Que despierte para algún lado, que sea de acción lúdica, donde el cuerpo del lector tenga que interactuar con el cuerpo del libro”.
En un principio se realizó una tirada pequeña de 200 ejemplares para las instituciones. Istvansch volvió entonces al noroeste santacruceño para presentarlo y dar otro taller con la misma gente con la que había estado unos meses antes enseñando sobre arte y dibujos, pero ahora focalizando con el libro. “Fue una experiencia increíble -recuerda- porque las cosas que vio la gente del lugar, su patrimonio en el libro, ¡yo no te puedo explicar! –se entusiasma- porque fue como la prueba de fuego de si el libro funcionaba o no”.
Animado por el buen recibimiento que tuvo la obra, decidió que sería una publicación que abarcaría el país. “Con el acuerdo de la gente de Cultura y la editorial ‘Arte a Babor’, que es una editorial donde yo ya tenía un libro y que se especializa en libros de arte para chicos, sentí que era ‘EL’ lugar para publicarlo. En la editorial se entusiasmaron muchísimo y acá está la publicación final que ya está entrando a distribuirse y viajando, de hecho ya una persona me dijo por el Facebook «Voy a cueva de las manos», conectado por el libro”.
El formato del libro no es solo para niños y niñas, aclaró: “Lo pensé también como un desafío para los grandes. Pude trabajar con un arqueólogo y con el guía del lugar. Gente que sabe un montón”. En base a esto, hay un montón de datos “sobre las cuevas, las pinturas rupestres, los estudios específicos que están puestos muy estratégicamente en el libro como para que cualquiera se haga preguntas, no solo los chicos, los grandes también”.
“Siempre busco un lector activo. Que se vea obligado a poner el cuerpo, a darlo vuelta, a tener que manipularlo, llevarlo de arriba para abajo porque el libro propone excederlo”, expresa Istvansch. “Manos de viento. Un viaje a Cueva de las Manos” es un libro de esos. Una experiencia completa que a través de sus páginas transmite el espíritu de aquellos artistas primitivos, en una región que sigue contando historias a quienes la visitan.