La organización feminista “Araucarias”, integrada por mujeres de distintos espacios de la comunicación y la cultura en la provincia de Santa Cruz, denunció a través de sus redes sociales al periodista y locutor Mariano Taglioti.

En tiempos donde comienza a romperse la censura con que las empresas mediáticas se suelen proteger de denuncias sobre abuso y violencia que suceden dentro de sus estructuras internas, es importante acompañar los reclamos y las denuncias que las mujeres realizan, individual o colectivamente, sobre hechos de violencia de género, maltrato o discriminación.

Es la Justicia la que debe investigar estas causas con responsabilidad y celeridad. Las empresas de comunicación involucradas deben colaborar con la investigación y proteger a las víctimas, extremando los controles internos para que esto no ocurra.

La denuncia publicada por el colectivo expresa textualmente lo siguiente:

“HAY VIOLENCIA EN “EL AIRE”

No es una, ni dos, ni tres comunicadoras. Somos más y estamos juntas. En las últimas semanas pudimos conocer que los ataques de Mariano Taglioti, locutor de TiempoFM y de Radio Nuevo Día no son aislados. Sus acciones adentro de los medios de comunicación dirigidas especialmente contra las mujeres con las que trabaja son sistemáticas, reflejo de la misoginia, aunque sabemos que la capacitación en materia de género no alcanza y que sólo dejará de violentar cuando jefes y algunos compañeros dejen de sostenerlo.

En días en los que vemos cómo un periodista instalado como Antonio Laje es fuertemente cuestionado por maltrato laboral y acoso sexual, queremos advertir que acá, en el sur, en Río Gallegos, hay compañeras que están sufriendo las mismas situaciones junto al conductor.

Mujeres que hasta ahora no se animaban a decir que padecieron gritos desaforados, escenas con roturas de cosas, insultos, acoso por mensajes, ataques en redes sociales, y hasta situaciones que degradan la integridad sexual.

CONSTANZA RYAN. “Me hablaba después de hora, me mandó solicitud al Facebook, no se la acepté y me mandó audio preguntándome por qué. Luego empezó a hablarme de sexualidad y de qué les pasaba a las mujeres porque él conocía chicas que les gustaba que le peguen en la cama, así que no entendía por qué si las feministas denunciamos la violencia hacíamos eso. Me levantó muchas banderas rojas, le dije que era un desubicado y no me dirigió más la palabra”.

ANÓNIMO. “Presencie una situación en la que en un corte revoleó un auricular en un arranque de enojo. Sentí temor”.

ANÓNIMO. “Me gritó. Yo salí a encararlo porque no iba a dejar que me faltara el respeto. Después de eso me escribió toda la tarde. Quería ir hasta donde estaba para pedirme perdón. Manipula con que tiene un problema de salud. Nunca quise quedarme sola con él. Prefiero no decir mi nombre porque me sugirieron que me preservara”.

ANÓNIMO. “El tipo la presionaba para abrazarla, la seguía hasta el baño… (Araucarias prefiere no mencionar el resto del relato para no exponer a la trabajadora). Ella siempre le decía que tenía esposo para intentar ponerle un límite”.

JAVIERA NASSER. “Yo les decía a mis compañeras que lo denuncien porque lo que hacía era acoso sexual. Un día el tipo se volvió loco, yo trabajaba de movilera y se puso a golpear cosas. Con su altura daba mucho miedo, insultaba a todos. El problema fue que en el pasillo empezó a gritarle a una compañera y yo la defendí, él le gritaba ¿vas a llorar? ¿Así solucionan las cosas las mujeres? Le dije que era un maltratador y un acosador y ahí cambió y me pidió perdón pero después pidió que me echen. Sentí que me cuestionaron a mí por haberlo acusado. Yo estaba embarazada pero preferí renunciar para no cruzármelo”.

SARA DELGADO. “En las últimas semanas, a propósito de un cruce estrictamente laboral, luego de que atacara la tarea de una colega, Taglioti inició una campaña en redes sociales en donde me acusó de feminazi y me repudió por el crimen de Lucio Dupuy y el suicidio de Facundo Díaz. Ataques que respondí para ponerlo en su lugar, sin embargo, optó por escribir sobre mí de forma compulsiva, incluso en sus estados de WhatsApp junto con carteles que infieren a mujeres que salen con tipos casados. Mi trabajo puede gustarle o no y es legítimo, pero sus acusaciones y forma de degradarme como mujer, resultan graves por tratarse de un comunicador, por lo que solicité a las autoridades de los medios que le dan micrófono que tomaran cartas en el asunto”.

ARAUCARIAS quiere hacer público lo que está sucediendo en el ámbito laboral de los medios de comunicación, donde no podemos obviar que las mujeres estamos en desventaja, expuestas a la violencia machista, cercadas por pedidos de silencio que en apariencia procuran preservar nuestro trabajo. Lo sabemos, es una trampa. Todo esto expone las condiciones laborales en las que nos encontramos ¿Denunciamos o mantenemos el laburo?”