Desde el Área Economía Popular del Movimiento Barrios Pie, hace dos años venimos trabajando con el Índice Barrial de Precios (IBP) en nuestra localidad, siendo parte del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana, por lo cual durante el mes de mayo analizamos que las cifras recabadas impactan cotidianamente con subas desmedidas de la canasta básica.
Si tenemos en cuenta que la misma está rondando los $18.833 y que los salarios en muchos casos continúan sin incrementos y algunos con aumentos pocos significativos, es de esperar que muchos de los sectores -principalmente los más vulnerables de la sociedad- pero también la clase trabajadora, con trabajo en blanco no lleguen a cubrir ni la mitad de la misma. En este contexto vemos que las medidas que el gobierno ha tomado al día de hoy no son efectivas, debido a que no solucionan el problema del hambre.
La pandemia agudizó la crisis económica principalmente en la población con trabajos informales, la gente que vive el día a día. Una familia tipo necesita $57.997 para no estar por debajo de la línea de pobreza, con una línea de indigencia que ha ascendido a un 10,5% y con una inflación totalmente desmedida.
Si bien la Tarjeta Alimentar ha sido uno de los paliativos del gobierno, cubre solo los primeros 15 días, no cubriendo ni la mitad de la canasta básica. Y es acá donde vemos con preocupación y nos preguntamos ¿Quién controla o pone un freno a la suba de precios?

A continuación mostramos este impacto relevado en porcentajes en algunos productos de almacén:
• Leche en polvo: incremento del 52%
• Yogur: incremento del 33%
• Lenteja: incremento del 34%  
• Atún: incremento del 100%
• Yerba: incremento del 34%

Sabemos que en este contexto de pandemia se necesita buena alimentación rica en nutrientes, los cuales los encontramos en frutas y verduras, los mismos también sufrieron aumentos:
• Manzana: incremento del 48%
• Naranja: incremento del 36%
• Tomate: incremento del 130%

Por otro lado la carne también sufrió subas en los cortes más consumidos, tales como:
• Falda: incremento del 47%
• Cuadrada: incremento del  42%
• Bola de lomo: incremento del  34%
• Carne picada: incremento del 30%
Recordamos que el gobierno nacional lanzó un convenio con las grandes cadenas de supermercado (una que se encuentra en toda la Patagonia) pero la realidad es que no todos lo están respetando, aparte de que muchas veces no están los carteles exhibidos, lo que  implica que las personas desconozcan  su existencia.
El convenio consiste en 8 cortes de carne con diferentes precios:
• Vacío: $528
• Matambre: $581
• Tapa de asado: $454
• Cuadrada: $545
• Carnaza: $401
• Aguja: $433
• Paleta: $514
• Carne picada: $280

Con estos datos, si realizamos un análisis del aumento en lo que va del año de dichos productos, observamos que el impacto sobre el precio interno de la carne muestra que en los primeros cuatro meses del 2021 los productos cárnicos lideraron los aumentos registrados en la canasta básica de alimentos.   
Mientras los productos de verdulería aumentaron un 10,8% y los de almacén un 14,88%, la carne registró un 25,72%.
Paralelamente los precios de los cortes populares de carne bovina en las carnicerías llegaron a escalar entre un 50% y un 77%.
Estos incrementos alarmantes tienen su correlato en el gasto de consumo que según nuestra última encuesta indica que el mismo va del 35,5 al 40%, lo que impacta directamente en la dieta alimentaria. Esto nos marca la gravedad de la situación alimentaria en un país con el 40% de la población por debajo de la línea de pobreza y más del 10% en estado de indigencia.

Otros datos:
En cuanto a la Tarjeta Alimentar se trabajó sobre una encuesta realizada en varios comedores de la localidad.
La misma arrojo los siguientes datos:
• El 50% la posee y ha logrado una mejora en las condiciones de acceso a su alimentación.
• El 77% declaró que con tal recurso cubre solo 2 semanas de necesidades alimenticias y la mayoría redujo su consumo de carne, verduras, frutas y lácteos.
• Entre un 10 y 20% de los hogares no completan las 4 comidas recomendadas para garantizar una buena alimentación, de estas solamente el 15% cuenta con tarjeta alimentar y el 10% no la tiene.

Llegamos a la conclusión que en este contexto de pandemia las grandes cadenas de supermercados no han dejado de subir los precios y no han tenido ninguna clase de control al respecto.
Tampoco desde el Estado se ha convocado a los/as dueños/as de verdulerías para consensuar algún tipo de convenio que permita un congelamiento de precios, como se realizó a principios de la cuarentena por pandemia.
Para finalizar, vemos también como los distintos comercios de nuestros barrios deben aumentar sus precios y/o dejar de vender determinada mercadería producto del encarecimiento de los fletes lo que ocasiona indefectiblemente la baja de sus ventas.
Todo sujeto al incremento que en los últimos meses tuvimos con respecto a los combustibles, los cuales fueron trasladados a las góndolas, lo que afecta en primer lugar a los sectores más vulnerables, de acuerdo a los porcentajes relevados en este informe.